03 agosto 2015

Mientras pueda pensarte, de Inma Chacón

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El título de este emotivo relato proviene de unos versos del poeta extremeño Ángel Campos Pámpano que, según la propia autora "condensan el sentir de esta novela" y dicen así:

Mientras pueda pensarte
no habrá olvido

También señala la autora que se inspiró en un hecho real para diseñar la trama principal de su novela: el de dos amigos que supieron que sus padres los compraron a plazos. Pero esta obra es mucho más, ya que los personajes que desfilan por sus páginas son personajes redondos, personajes que evolucionan a medida que se desarrolla la historia que, como vemos, trata un tema de plena actualidad en la sociedad española: el robo de niños, de recién nacidos que fueron hurtados a sus madres a las que decían que habían fallecido, para entregárselos -previo pago- a parejas que no podían tenerlos y que elegían esta vía, más rápida que la adopción legal, para llenar este vacío. Inma Chacón estructura el relato en tres partes y lo cuenta desde varios puntos de vista, según el papel que desempeñan los personajes en él: María Dolores, que utiliza la segunda persona porque se dirige a un juez, Carlos, José Luis... Para ello emplea diversas técnicas (anticipaciones, retrospecciones), y sitúa los hechos en momentos históricos -la sublevación de los rebeldes que dio lugar a la guerra civil, la posguerra, la década de los 60, el 23 de febrero de 1981, los años 90- y en lugares concretos, como Valladolid y Valencia, consiguiendo ambientarlos de manera muy eficiente (sirva de ejemplo la recreación que hace del mundo de las viñas). Son dignos de destacar la maldad de algunos personajes y la tenacidad de otros. El lector se va dejando llevar y se sorprende con el cariz que van tomando los acontecimientos, que son perfectamente dosificados por el buen hacer de la autora. Una novela muy bien construida y muy bien contada, con un estilo apropiado y con una gran labor de documentación detrás. Apuntar como anécdota que en más de una ocasión vi el programa de Televisión Española de los años 90 dedicado a la búsqueda de desaparecidos, que aparece en ella y que fue líder de audiencia: Quién sabe dónde.

Me ha gustado especialmente este fragmento en el que Carlos reflexiona sobre la muerte:

Yo ya había visto la cara de la muerte. La conocía bien. Pero todavía no me había enfrentado a su lado más cruel, ese que se lleva una parte de ti mismo y te envuelve en un vacío que no puede volver a llenarse. El que te obliga a reprocharte las cosas que se quedaron por hacer; lo que no dijiste; lo que no deberías haber dicho; y lo que se dio por entendido pero nunca salió de tu boca.

Novela de lectura muy recomendable, como otra de la misma autora que hemos comentado en este blog: Tiempo de arena

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