27 noviembre 2009

Premio Nacional de las Letras Españolas

El escritor Rafael Sánchez Ferlosio ganó el Premio Nacional de las Letras Españolas, que concede el Ministerio de Cultura en reconocimiento al conjunto de la obra de un autor español. Este premio, el más prestigioso, tras el Cervantes, de cuantos se otorgan en España a un escritor, está dotado con 40.000 euros.
Rafael Sánchez Ferlosio es autor de Industrias y andanzas de Alfanhui (1951) y El Jarama, con la que ganó en 1955 el Premio Nadal y un año más tarde el Premio de la Crítica. En 2004 obtuvo el Premio Cervantes y diez años antes había sido reconocido con el Premio Nacional de Ensayo.

23 noviembre 2009

El Lazarillo de Tormes

Los dos grupos de 3º ESO (A y B) del IES Santa Lucía y tres profesores acompañantes -Pilar, Antonio y yo- asistimos a la representación de El Lazarillo de Tormes el pasado viernes 20, en el Teatro Loyola.

La función estuvo muy entretenida, a pesar de que tan sólo participaron dos actores en ella, que interpretaban a Clara y a Lázaro. Dio comienzo a las 12:00 horas con la sorprendente aparición en el patio de butacas de una chica que llevaba un bolso y un micrófono, que buscaba a su gato Misha. Miraba debajo de las butacas y por el pasillo de la izquierda accedió al escenario que estaba decorado como si se tratara de un desván. Una vez allí, buscó y rebuscó y no lo encontró, pero vio un libro que se titulaba El Lazarillo de Tormes y lo abrió. Al hacerlo apareció Lázaro, su protagonista, que fue narrando su historia; para ello contó con la ayuda de Clara, de unas marionetas y de tres jóvenes del público a los que solicitó su colaboración. Una vez finalizado el relato de sus aventuras y desventuras, que es interrumpido por una llamada al móvil de Clara efectuada por su abuela, desaparece del escenario no sin antes pedir a la chica que cierre el libro.

La ejecución por parte de los actores fue muy acertada, destacando la del que daba vida a Lázaro, por su simpatía, agilidad, buena dicción y mejor hacer.

El público, formado por alumnos de ESO de varios institutos de la Isla (Las Remudas, Los Llanos, entre otros) se comportó bien en general: incluso tres alumnos subieron al escenario a petición de los actores y desempeñaron su "papel" con corrección.

Los efectos especiales -sonidos, luces- fueron los apropiados, lo mismo que la decoración.

18 noviembre 2009

Enrique Urquijo

Aunque me salga del campo de la Literatura, me van a permitir que recuerde a Enrique Urquijo, miembro de la legendaria banda Los secretos, que hace diez años falleció en Madrid víctima de una sobredosis. Sus canciones con Los secretos -Déjame, A tu lado- y las que cantó en solitario (Agárrate a mí, María, entre otras) todavía suenan y nos emocionan a sus seguidores, entre los que me encuentro. Adiós, pues, al chico de las canciones tristes.

Estoy metido en un lío
y no sé como voy a salir
Me buscan unos amigos
por algo que no cumplí
Te juré que había cambiado
y otra vez te mentí
Estoy como antes colgado
y por eso vine a tí
Abrázame fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir
Agárrate fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que tengo miedo
y no tengo donde ir
Mañana cuando despiertes
estaré lejos sin ti
No creo que pase nada
de otras peores salí
Si acaso no vuelvo a verte
olvida que te hice sufrir
No quiero si desaparezco
que nadie recuerde quien fui
Agárrate fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir
Agárrate fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que tengo miedo
y no tengo donde ir
Agárrate fuerte a mí, María
Y no llores más por mí
Volveré a por ti algún día
y escaparemos de aquí
Agárrate fuerte a mi, María
Agárrate fuerte a mí
que tengo miedo
y no tengo donde ir

16 noviembre 2009

La isla bajo el mar, de Isabel Allende

Acabé de leer la última novela publicada de Isabel Allende, La isla bajo el mar. La acción se desarrolla en la parte francesa de Santo Domingo -hoy Haití- y en Luisiana durante el siglo XVIII. Trata de la vida y las circunstancias que rodean a Zarité, una esclava que entra a servir en la casa de un terrateniente francés y su esposa, una española que sufre una enfermedad mental. Se trata de un relato apasionante, absolutamente recomendable.

13 noviembre 2009

Antígona

Un grupo de actores de la Escuela de Actores de Canarias representó ayer en el salón de actos del Instituto Santa Lucía cuatro escenas de Antígona, tragedia de Sófocles. Resultó una experiencia muy interesante, a pesar de la excesiva prolijidad de la introducción llevada a cabo por el Director, que no tuvo en cuenta que había habido una preparación previa del texto, realizada por las profesoras de Lengua y Literatura Castellana del Centro días antes de la puesta en escena, para acercarlo a los alumnos. Esto impidió el desarrollo de lo que, a nuestro juicio, era más importante: el coloquio posterior, que se vio reducido a la mínima expresión por la coincidencia horaria con el Recreo y el reinicio de las clases.
La representación fue muy atractiva, a pesar de contar con sólo tres actores sobre el escenario que ejecutaron cinco papeles: Creonte, Antígona, Ismene, Tiresias y Corifeo; estos dos últimos caracterizados con las máscaras propias del teatro griego, que causaron impacto en el público. El vestuario, la banda sonora (el Requiem de Mozart) empleada en los momentos cumbre, la iluminación y el buen hacer de los actores y el director provocaron el efecto perseguido por este proyecto: captar la atención de los espectadores de principio a fin.
Buen comportamiento de los alumnos de los tres grupos de 1º de Bachillerato a los que iba dirigida la función.

04 noviembre 2009

Francisco Ayala ha muerto

Ayer falleció Francisco Ayala, centenario escritor, profesor, intelectual español, que cultivó la literatura, la crítica y el pensamiento. Era el último representante de la Generación del 27.

Crítica de la representación de La vida es sueño

El miércoles, 28 de octubre, asistimos a la representación de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, en el Teatro Loyola de la capital grancanaria. La función corrió a cargo de la Compañía Morgana Teatre y dio comienzo a las 12:10 hs, con un monólogo del Rey Basilio que presenta la situación, seguido del encuentro de Rosaura (vestida de hombre) con Segismundo primero y con Clotaldo después, en el que se da cuenta del motivo que Rosaura tiene para llegar a la Corte de Polonia: aclarar su origen. Continúa la acción con el monólogo de Segismundo (¿Qué es la vida...) y con su incorporación a la Corte en donde muestra su despotismo y deseos de venganza matando a un criado. Vuelto de nuevo a su mazmorra y estando bajo el efecto de un narcótico, recuerda lo pasado dudando de si era real o se trataba de un sueño. Rosaura le afea su comportamiento pero, a la vista de los acontecimientos ocurridos en la Corte le insta a que luche y se haga con el poder ya que, legítimamente, le pertenece. Ella, por su parte, cuenta a Clotaldo que ha sido deshonrada y que quiere hacer justicia. Clotaldo le revela que él es su padre. Segismundo vence y recupera el reino como había previsto el horóscopo y restituye a Rosaura su honor, ya que tiene potestad para hacerlo.


El desempeño de los actores fue irregular. Hay tres actores en escena que interpretan más de un personaje, con lo que se provoca confusión entre los espectadores poco instruidos en el arte dramático. Así, un actor interpreta los papeles del Rey Basilio y de su hijo, Segismundo; y otro hace de Clotaldo y del criado al que Segismundo asesina. El primer actor ejecutó bien sus papeles, siendo destacable su interpretación en el monólogo de ¿Qué es la vida...; la actriz que desempeñó el papel de Rosaura también destacó en su ejecución, a pesar de que tuvo que luchar con un pasador de pelo para soltarse la melena en un momento dado. El que, a nuestro juicio, no estuvo a la altura de las circunstancias fue el actor que interpretó a Clotaldo y al criado: resultó inexpresivo en extremo; solamente brilló en las canciones que cantó -solo y en compañía de Rosaura- con la ayuda de un pandero, un tambor y una flauta en los cambios de escena.

La puesta en escena resultó demasiado sencilla para un público juvenil: el escenario desnudo, a oscuras, sin muebles ni decorado, ni apenas vestuario. Los únicos elementos con los que jugaba el director de escena eran: la luz, el reflejo de la espada en ella, el humo de colores y tres instrumentos musicales. El resto de la representación estaba basado en el texto, que fluía con agilidad y musicalidad de la boca de los actores, y respetaba el espíritu de la obra.

El público asistente, jóvenes de Bachillerato y de 3º ESO, demostró su incultura teatral aplaudiendo y riendo cuando no debía, coreando con palmas las cancioncillas que servían para cambiar de escena y haciendo comentarios en voz alta, además de estallando bombas de chicle en los momentos menos oportunos.