He vuelto a leer esta obra representativa del naturalismo y me ha hecho reflexionar de nuevo sobre hasta qué punto puede llegar la crueldad humana. El odio y el resentimiento de los habitantes de la huerta valenciana hacia una familia que "osa" cultivar las tierras que cultivaba el tío Barret y vivir en su barraca, tras la desgracia ocurrida a este y a su familia por culpa de la avaricia del amo, que no paraba de presionarle para que le pagara sus deudas, no tiene límite. Los hechos, ocurridos mucho tiempo antes, hacen que los huertanos se confabulen para que nadie se aproveche de esas tierras y así, impiden instalarse ahí a cualquier posible inquilino. Hasta que aparecen Batiste, su esposa y sus hijos, quienes empujados por la miseria deciden arrendarlas con dos años de franquicia y trabajar de sol a sol para sacar adelante la cosecha y poder sobrevivir. A pesar de la hostilidad reinante, consiguen su propósito hasta que la tragedia, que se masca desde el principio, se ceba en ellos. La envidia, el odio, el resentimiento, la ignorancia y, sobre todo, la maldad en todas sus variantes, son los verdaderos causantes de tanto daño sobre una familia trabajadora que no llega a entender el por qué de su desgracia, ya que ellos no tienen culpa de lo ocurrido.
La manera de narrar la vida de la huerta, el costumbrismo, las descripciones, la naturaleza, la violencia que aparecen a lo largo del relato, las reflexiones de los personajes, las acciones que cometen, el clima que el autor logra crear...Todo ello hace que la lectura de este libro sea imprescindible.
