20 noviembre 2020

Congreso "Pasolini e la Realtà dei Diseredati [Galdós, 100 anni dopo]. Le persone come materia prima e ultima del lavoro artístico"

Durante los próximos días 23, 24 y 25 tendrá lugar la edición correspondiente a 2020 del Congreso anual dedicado a Pasolini, que está vez se desarrollará de manera virtual. En esta ocasión se dedica a la visión del ser humano como materia primera y última de la obra de arte, visión que comparte con la de Benito Pérez Galdós en relación con la realidad de los deheredados de la fortuna.

12 noviembre 2020

Celia en los infiernos, de Benito Pérez Galdós

Es una comedia en 4 actos que se estrenó en el Teatro Español el 9 de diciembre de 1913. Su protagonista es Celia, Marquesa de Monte-Montero, una huérfana que al cumplir los 23 años y alcanzar con ello la mayoría de edad puede disponer de su inmensa fortuna, administrada hasta entonces por el consejo de familia formado por sus tíos don Alejandro y don Cristóbal, y su tía abuela doña Margarita. Dos posibilidades se plantea en este momento: quedarse soltera o casarse con un pobre, posibilidad esta última preferida por ella puesto que ha fijado sus ojos en Germán, empleado en las oficinas de la casa al que confiesa sus sentimientos de pesar ante la miseria en la que viven la mayor parte de los seres humanos. Al enterarse de que éste ha mantenido relaciones con dos personas que trabajaban a su servicio, la planchadora Melchora y Ester, su hermana de leche que a la vez la asiste como doncella y costurera, Celia sufre un enorme desengaño y echa a esta de su casa después de que don José Pastor, su ayo, amigo y consejero, despidiera a Germán al descubrirlo. La vida social propia del estatus de Marquesa la aburre soberanamente, al igual que las maniobras de sus tíos para buscarle un marido apropiado. Durante un encuentro con los padres de dos de sus pretendientes, Celia expone sus ideas sobre la diferencia de clases ante el asombro de estos y cuando se van expresa su hastío y desesperación al comprobar la vaciedad de la sociedad que representan. Dolida todavía tres meses después por su reacción desmedida al conocer la relación existente entre Germán y Ester, y deseosa de repartir sus riquezas entre los más necesitados, los habitantes de los por ella llamado infiernos, se embarca en una bajada a estos para reparar su falta de grandeza con Ester a la que negó su perdón y para mejorar la vida de los que más sufren. Contará con la inestimable ayuda de Pastor que la acompañará en ese viaje en el que conocerá a don Pedro Infinito -viejo astrólogo vendedor de ilusiones-, Leoncio -militante socialista-, mujeres del pueblo, obreras, don Gustavo Cross -gerente del establecimiento de trapos-, etc.; y se reencontrará con Ester y Germán, que viven juntos y trabajan en la gran Trapería de Cross, "el grandioso depósito donde se recoge todo el desecho de la vida y de la sociedad para devolverlo a la industria y constituir nueva riqueza, vida nueva" (fin del acto III). Celia termina comprando el almacén y la fábrica, dando participación en los beneficios a todos sus obreros y estableciendo pensiones para los que, por su avanzada edad se retiren del trabajo, a cambio de unas condiciones perfectamente asumibles: trabajo, virtud y honradez.

Galdós plantea en esta obra una serie de temas que le vienen preocupando desde hace años, pero que se van radicalizando y le van acercando a las ideas socialistas de Pablo Iglesias: la solución a la miseria que sufren los más pobres es el equilibrio social -de ahí que Celia se proponga repartir su riqueza entre los habitantes del infierno-; el matrimonio como unión de clases sociales distintas -que resulta imposible en esta comedia- por medio del amor de sus componentes; el papel reservado a la mujer ("a las señoras se las debe dejar encastilladas en su fe", dice don Alejandro), que Celia se esfuerza por cambiar; la justicia y no la caridad para resolver los problemas de los desheredados; la concordia entre las clases altas y las humildes; los derechos laborales de los trabajadores... Una muestra perfecta del Galdós más combativo.

06 noviembre 2020

Casandra, de Benito Pérez Galdós

Este drama en 4 actos (arreglo de la novela del mismo título), estrenado en el Teatro Español de Madrid el 28 de febrero de 1910, es el más anticlerical y político que escribe Galdós. Su trama viene a ser una metáfora de las dos Españas: la del autoritarismo y la de la libertad. La primera está representada por Doña Juana, una viuda septuagenaria que tiene sometidos a sus parientes por el poder económico y espiritual que ejerce sobre ellos; mientras que la segunda está personificada en Casandra, la pareja del hijo ilegítimo de Don Hilario, esposo de aquella, que es la única que le hace frente. El  detonante de la tragedia es la herencia que Doña Juana, Marquesa de Tobalina, se propone repartir entre sus allegados antes de retirarse a un convento en espera de la llamada de Dios. Sus sobrinos, que han aceptado todas las injerencias de ella en sus vidas, ven cómo resultan frustradas sus expectativas dinerarias en el reparto, a la vez que Rogelio, el hijo natural del marido de Doña Juana, cede a las presiones de esta para heredar la mayor parte de su fortuna, a excepción de lo que ella se guarda para sí y lo que dona a la Iglesia: abandonar a Casandra, casarse con una joven santurrona de buena familia que ha sido elegida por la Marquesa y dejar en manos de esta la educación de sus hijos. Casandra pide ayuda a los parientes de Doña Juana para que intercedan por ella, pero estos se la niegan; y no le queda otro remedio, desesperada ante el temido alejamiento de sus hijos, que acabar con ella tras un duro enfrentamiento verbal. Con estas simbólicas palabras termina la obra: "¡He matado a la hidra que asolaba la tierra...!¡Respira, Humanidad!"

Galdós consigue predisponer al público en contra de Doña Juana a lo largo de toda la obra mientras asiste impotente a los manejos de esta: somete a sus familiares, les dicta normas de conducta, se burla de ellos e incluso los humilla, como hace también con Casandra en la que ve a la mujer con la que le fue infiel su marido. Doña Juana, mujer estéril que no puede soportar la fecundidad de aquella que ha dado dos hijos a Rogelio hará todo lo posible por arrebatárselos y despojarla, además, del amor de este con el que no ha contraído matrimonio, pretextando una cuestionable conducta moral apartada de las leyes de la Iglesia. Casandra, por su parte, soporta con dignidad las ofensas de Doña Juana, pero es incapaz de asumir un futuro sin sus hijos. El resto de personajes son marionetas en manos de la Marquesa que esperan en vano por su herencia: su sobrina Clementina y Alfonso, el esposo de esta, que necesita el dinero para invertirlo en "máquinas de agricultura, que no sirven sino para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres"; su sobrino Ismael y Rosaura, su mujer, a la que critica por su extrema fecundidad, ya que "en diez años de matrimonio, diez alumbramientos y ocho criaturas vivas... y lo que venga"; Zenón, sobrino de su marido; y Rogelio, hijo natural del Marqués con otra mujer. Por todo ello, el espectador respira aliviado cuando Casandra la asesina.

Recuerdo haber asistido a la representación de esta obra en el Teatro Pérez Galdós en una versión que hizo Francisco Nieva, y el impacto que me causó este final, la única escena violenta de toda la producción teatral de Benito Pérez Galdós. 

 


05 noviembre 2020

Bárbara, de Benito Pérez Galdós

Esta tragicomedia en 4 actos que se estrenó en el Teatro Español de Madrid el 28 de marzo de 1905 presenta un tema tan actual como es la violencia de género. La resolución que toma la víctima desencadena una serie de hechos que le harán redimirse a costa de un gran sacrificio personal. La protagonista de la trama es Bárbara, Condesa de Términi, maltratada continuamente por su marido el Conde Lotario Paleólogo que, cansada de sus insultos y agresiones, acaba con la vida de este clavándole un cuchillo tras un forcejeo entre ambos cuando él quería violarla. Leonardo de Acuña, Capitán español al servicio del Rey de Sicilia y amor platónico de Bárbara, se culpa de este crimen por creer que él lo ha instigado sin querer y está dispuesto a recibir su castigo; pero la Condesa se niega y sacrifica la felicidad de ambos a cambio de salvarle la vida: se convertirá en la esposa del hermano de su agresor, Demetrio Paleólogo, para contentar al intendente de Siracusa Horacio Maddaloni que actúa de mediador y será generosamente recompensado por Demetrio.

En esta obra Galdós nos presenta a otra de sus heroínas, en este caso Bárbara, una mujer que toma las riendas de una situación que ella no ha buscado y que lleva sufriendo durante años. Su paganismo no le posibilita refugiarse en la fe como hace su enamorado, pero el amor hacia él y el arrepentimiento que siente por el daño que le ha causado, además de la impotencia que la asola por la nula ayuda que recibe de la justicia, la conducen a la aceptación de un matrimonio de conveniencia con su cuñado que está perdidamente enamorado de ella desde siempre y ve ahora la oportunidad de conseguirla.

Los personajes están muy logrados, no solo Bárbara sino también Horacio, el intendente avaricioso que aprovecha la ocasión para enriquecerse aún más; el caballeroso Leonardo, que no duda en expiar sus culpas abrazado a la fe; el cuñado enamorado, que insta a Horacio a que le ayude a lograr su propósito a la vez que se afana por demostrar a Bárbara las diferencias de carácter que presenta con respecto a su hermano; y los confidentes de la Condesa, Filemón y Cornelia, que intentan protegerla. Muchos son los temas que trata el autor en esta obra: el maltrato, la brutalidad, el asesinato, el amor, la justicia, la manipulación, el coleccionismo de arte, la religión, el paganismo, la mitología, la redención mediante el sacrificio... A destacar, la frase pronunciada por Horacio al final de la obra: "Entretengo los ocios de mi tiranía modelando con la miseria humana la estatua ideal de la Justicia ."