25 noviembre 2010

Ana María Matute, ganadora del Premio Cervantes

Ana María Matute recibió la noticia del Premio Cervantes como si fuera una escritora novel. «He pasado toda la noche sin dormir porque tenía unos nervios que me moría», reconocía ayer desde un céntrico hotel de Barcelona donde convocó a la prensa tras conocerse el galardón. Risueña, con la mirada llena de viveza y entre alegres aspavientos admitió que saberse ganadora del Cervantes ha supuesto para ella «un estallido de felicidad», proclamó efusiva.
«Interpreto el premio como un galardón a toda mi trayectoria. Un reconocimiento no sé si a la calidad, pero sí a la dedicación, a la entrega de toda mi vida a la escritura. Porque he dado toda mi vida a escribir, a ser parte de la literatura», se explayó. Nunca pensó que podría ganar un premio como el Cervantes, a pesar de que su nombre llevaba años sonando en las quinielas. Pero este año sí que empezó a creerse «un poco más» los ecos que le llegaban de que podría ser la ganadora. «A lo mejor es que no soy tan mala, a lo mejor este año sí que cae, me dije».
Sí que quiso dejar bien claro que «una no escribe para ganar premios. Yo escribo porque es mi manera de estar en el mundo». Sigue bien activa a sus 85 años, enfrascada en un nuevo libro que ya tiene bien definido «en la cabeza», pero que empezará a plasmar en el papel pasadas las fiestas de Navidad. No sabe cuándo lo podrá tener acabado porque, según reconoce, «nunca se puede adivinar cuánto puede durar un libro. Hay momentos en los que te atascas y otros en los que te aceleras. Escribir es un misterio. Como todo en la vida, porque la vida es magia», dejó caer divertida. No quiso adelantar su argumento, pero sí dijo que contendría ciertos elementos fantásticos con los que ha jugado a lo largo de su trayectoria.

08 noviembre 2010

Nuevas disposiciones ortográficas de la RAE

La Asociación de Academias de la Lengua Española, reunida la semana pasada en San Millán de la Cogolla (La Rioja), ha decidido que la letra "i griega" pase a denominarse "ye". Además, también se ha aprobado la desaparición de la "ch" y la "ll", por lo que el alfabeto castellano pasará a tener 27 letras, y no 29 como tenía hasta ahora. Además, la letra "b" pasa a denominarse "be", la "v" se llamará "uve", la "w" se denominará "doble uve", y la "z" pasa a llamarse "ceta".
Por otro lado, el Contenido de la Ortografía de la Lengua Española no será definitivo hasta que sea ratificado el próximo día 28 en Guadalajara (México). Su coordinador, Salvador Gutiérrez Ordóñez, ha confirmado que las palabras monosílabas "guion" y "truhan", así como la forma verbal "guie", no llevarán tilde. "Hasta ahora se consideraban diptongos ortográficos y se permitió poner la tilde para favorecer la adaptación, pero los universitarios ya no acentúan y lo ven natural", afirmó Gutiérrez Ordóñez.
Por otro lado, la RAE también eliminará la letra "q" en las palabras con fonema "k", ya que en castellano sólo puede aparecer en la combinación "qu", como "queso" o "querer". Así, palabras como "Iraq" o "quorum" representan una incongruencia con las reglas, por lo que habría que escribir "Irak" o "cuórum".
Otro de los cambios más significativos acordados tiene que ver con los extranjerismos, que si no han sido adaptados a la ortografía española continuarán apareciendo sin tilde y deberán escribirse en cursiva.
Por otro lado, desde 1959 la Academia acordó que la tilde de la palabra "sólo" y los demostrativos no era obligatoria. Ahora aconseja no usarla, ya que la considera innecesaria, si bien matiza que no se condena su uso.
Asimismo, en anteriores ediciones se considera a los prefijos "ex", "anti" y "pro" como preposiciones, por lo que se escribían separados respecto a la palabra que acompañaban. Ahora pasan a ser prefijos y como tales deben unirse a la base léxica, siempre y cuando afecte a una sola palabra, como es el caso de "exmarido" o "antisocial".
Además, se elimina la tilde de la palabra "o" cuando va entre números, "ya que con la escritura a máquina o con ordenador no hay lugar a dudas", ha señalado Gutiérrez Ordóñez, quien ha explicado todos estos cambios por razones de coherencia. "La ortografía española no está tan alejada de la pronunciación gracias a estos cambios. Cosas que ahora parecen sorpresa a la larga supondrán un gran beneficio", ha manifestado.