07 julio 2024

Reseña de "La península de las casas vacías" de David Uclés

 

Esta novela ha constituido una gratísima sorpresa para mí, ya que llegué a ella por casualidad gracias a la red social X desconociendo lo que me iba a encontrar en sus páginas. Es una novela distinta sobre la Guerra Civil española que habla de este terrible suceso desde el realismo mágico con unos toques de humor que atenúan la dureza de lo que cuenta. Su argumento gira en torno a la peripecia vital de una familia que queda terriblemente diezmada desde que comienza la guerra hasta que esta termina. Basada en hechos reales que han llegado al autor a través de los recuerdos de sus familiares, recoge estos mezclados con leyendas del lugar en el que suceden, Jándula (trasunto literario de Quesada, pueblo jienense natal de la familia del autor). Los personajes quedan a merced del destino, que no es otro que el que les tiene pergeñado el narrador-autor, una suerte de dios-creador que recuerda al de Niebla de Miguel de Unamuno, que interactúa tanto con sus personajes como con el lector, al que llega a recomendar que se salte páginas para conocer lo que ocurre con aquellos. La atmósfera que rodea el horror de la guerra y de la crueldad de los dos bandos que en ella participan está velada por el misterio de unos hechos fantásticos que determinan el devenir de los personajes, ignorantes de lo que está sucediendo realmente e incapaces de revertir su destino. La novela posee una estructura circular, comienza y termina "con una pieza de fruta, un parto y una muerte", como señala el narrador, y al lector le saben a poco las más de setecientas páginas de que consta. La belleza de algunas imágenes -el descongelamiento de los niños Josito y Gonzalo, congelados por las chuzas o las heridas que les brotan a cuatro personajes- es manifiesta y las citas que encabezan varios capítulos, opuestas entre sí, contextualizan lo que en ellos ocurre. Son dignos de destacar algunos pasajes memorables de la novela: la presencia de escritores e intelectuales en el relato, como Miguel Hernández que habla de su novia Josefina Manresa, o Mercé Rodoreda, Pompeu Fabra y Antonio Machado que huyen en un bibliobús; la alteración cronológica de algunos hechos llevada a cabo por el narrador, según señala algún personaje; la relación amorosa de José y Jacobo; el enfrentamiento literal de dos hermanos -José y Paulo- en esta guerra fratricida; o la poética muerte de las trece rosas. Una novela de lectura imprescindible, muy bien documentada y magníficamente contada.

No me resisto a recoger este fragmento:

-Pompeu, Pere, Riba...¡Y Antonio! ¡Vosotros no debéis montaros es este bus! -repuso Rodoreda-. ¡No cambiéis vuestro destino o cambiaréis el de todos!

-No podemos quedarnos más aquí, estamos aterrados. ¡Y somos deterministas!

-¿Qué va a decir el narrador?

-Mercé... En esta vida uno no ha de hacer caso ni a Dios ni al narrador, por muy cristiano que sea. ¿Te crees que porque nos exilie en la fecha correcta le van a llover menos palos? ¡Le van a caer de todos lados! ¿A quién se le ocurre contar esta guerra de forma tan surrealista? ¿Dónde se ha visto que lluevan bombas de luz?

-¡A la mierda el narrador! ¡Que se las apañe con los historiadores! ¡Hacednos un hueco!

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