20 agosto 2022

Reseña de 'Nosotras ya no estaremos', de Lola Mascarell

 

Primera novela de Lola Mascarell, 'Nosotras ya no estaremos' es un relato de infancia, concretamente del miedo a perder la infancia que siente la protagonista cuando sus padres ponen a la venta la casa de sus abuelos en la que pasó buena parte de su niñez. Y es en las páginas en las que la narradora rememora sus vivencias de niña donde encontramos lo mejor de esta novela: el descubrimiento del mundo a través de los ojos y de las experiencias de "la niña" contado en tercera persona para poner distancia entre esta y la adulta en la que se ha convertido. ¿Quién no se ha reconocido en esa niña y en las cosas que le ocurren? Sus miedos, incertidumbres y travesuras podrían ser los de cada uno de los lectores que vivieron ese tiempo mágico de la infancia en la que todo sorprende, asusta y alegra a la vez. Los paseos en bicicleta, los disgustos con los profesores y los compañeros de colegio, las horas felices de playa y las tediosas de espera a hacer la digestión, la complicidad con los amigos, la seguridad que proporciona la protección de los padres, las bromas pesadas de los hermanos mayores, las comidas familiares, los mimos de la abuela, los primeros escarceos amorosos, la vergüenza por no haber estado a la altura de las expectativas de los demás, los desengaños... todo lo que poco a poco va conformando la personalidad adulta está plasmado en la novela con una prosa ágil, dotada de fluidez y naturalidad, que transporta al lector a la niñez de la protagonista y por extensión, a la suya. Hay continuas referencias a la literatura: los libros de Celia y Gloria Fuertes, los poemas de Antonio Machado, César Simón, Pessoa, Proust, "Amor constante más allá de la muerte"; y a la música: Gardel, Verdi, Ravel, Mocedades... Aparecen juegos, productos y series que ambientan acertadamente la época en la que transcurre la infancia de la protagonista: Pipi Lastrum, la muñeca Nancy,  los Playmobil, etc.; y detalles costumbristas, como la argolla que cuelga en la panadería con el saco de cada cliente preparado para llevar el pan a casa. La parte menos lograda de la novela es lo concerniente al secreto familiar, que aparece muy forzado, y algunas de las tretas que utiliza la protagonista para retrasar la venta. El desenlace, en cambio, es soberbio. El título de la obra viene de una conversación en la que intervienen la narradora, su madre y su tía.

Me ha emocionado especialmente este fragmento perteneciente al capítulo 7, porque también mi abuela me enseñó a mí esta oración cuando era pequeña: "Mi abuela me había enseñado el Jesusito de mi vida, tú eres niño como yo, y yo se lo recitaba muchas noches".

Libro de lectura recomendable. 


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