Hoy he tenido la fortuna de asistir a la representación de La caricia perdida, de Victoria Oramas, en el Teatro Víctor Jara de Vecindario. Se trata de un nuevo acierto de Ángulo Producciones, que puso en escena El regreso de Demofonte hace unos meses en el mismo teatro y que comentamos en este blog. El tema que trata esta obra es el acoso escolar, un problema que afecta a nuestra sociedad y contra el cual debemos actuar con todas nuestras fuerzas por las graves consecuencias que conlleva. En esta ocasión está tratado de una manera poética, a la vez que realista. No se evita mostrar la crueldad que puede llegar a haber en unos adolescentes que acosan, se burlan y agreden a otro que no ha hecho otra cosa que intentar pasar desapercibido y refugiarse en sus animales y sus inventos, pero la manera que tiene este personaje de afrontar su penosa situación demuestra una gran sensibilidad y fortaleza que logra conmover al espectador. Solo aparecen tres actores en escena y la escenografía es muy sencilla, por lo que el texto pasa a ser el verdadero protagonista de la representación. Muy hábil ha sido el director para con tan pocos elementos conseguir centrar la atención del espectador en lo fundamental: la denuncia del acoso escolar. El ritmo es ágil y la interpretación de los actores es buena, especialmente los que dan vida a Sebastien y Marcel. El personaje de Olivier es determinante y está presente durante toda la obra a través de las palabras de sus "amigos" que tienen que hacer cosas muy feas para demostrarle su lealtad y poder formar parte de su clan, pero no aparece en escena con lo que el espectador debe imaginarse cómo es realmente, si tan bello e inteligente como Sebastien nos cuenta o tan cruel y manipulador como cree Marcel.
Lamentable ha sido el comportamiento de una parte del alumnado asistente, que se ha reído en escenas realmente dramáticas y que no ha dejado de molestar durante toda la función. Más lamentable si cabe ha sido el de los profesores que iban a su cargo, que no han hecho nada para evitarnos ese desagradable espectáculo al resto. Deberían haberles hecho entender el enorme esfuerzo que supone para los actores concentrarse en su trabajo mientras tienen que soportar determinadas actitudes en un teatro abarrotado de público.
Puesta en escena muy recomendable.
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