17 julio 2017

Maurice, de E. M. Forster

Esta novela que fue escrita entre 1913 y 1914, aunque su autor la revisó en varias ocasiones hasta 1960, es una reflexión sobre la homosexualidad en la puritana sociedad inglesa de la época. El protagonista siente desde muy pronto que algo íntimo le diferencia de los demás, pero no será hasta su época de estudiante universitario en Cambridge cuando se dé cuenta de en qué radica su diferencia. Mientras mantiene relaciones con su compañero Clive vive a gusto consigo mismo, sin embargo, en el momento en que este decide cortar la relación y casarse con Anne vuelven sus dudas y acude a la ciencia primero y a la hipnosis después para poner en orden su vida e intentar cambiar la "homosexualidad congénita" que le diagnostican. A diferencia de su antiguo amigo que decide olvidar, silenciar y modificar sus primitivos instintos, Maurice asume definitivamente su condición cuando conoce a Alec Scudder, el guardabosques de Clive, y se convierten en amantes. Un nuevo conflicto se añade a la homosexualidad: la diferencia de clases; pero ni lo uno ni lo otro impedirán que esa relación se afiance y continúe a pesar de los convencionalismos.

A destacar la sutil ironía del autor al contarnos el estado de confusión permanente de Maurice, la frivolidad de sus familiares, amigos y conocidos, la educación ofrecida a los niños y jóvenes, el intento de chantaje a Maurice por parte de Alec que no sabe cómo frenar los acontecimientos y el paralelismo con la vida de Chaikovski y su Sinfonía Patética, calificada de "incestuosa y sodomítica" por Risley, un antiguo compañero de universidad de Maurice quien le informa de que el compositor se había enamorado de su propio sobrino, al que había dedicado su obra maestra.

Para finalizar este comentario reproducimos una conversación entre Maurice y su psiquiatra, el señor Lasker Jones, que pone de manifiesto hasta qué punto ha evolucionado la sociedad:

- Me temo que lo único que puedo aconsejarle es que se vaya a vivir a un país que haya adoptado el Código napoleónico- dijo.
- No comprendo.
- Francia o Italia, por ejemplo. Allí la homosexualidad no es ya un delito.
- ¿Quiere decir que un francés puede vivir con un amigo y no le meten en la cárcel?
- ¿Vivir? ¿Quiere decir tener relaciones? Si ambos son mayores de edad y respetan la decencia pública, desde luego.
- ¿Se impondrá esa ley en Inglaterra?
- Lo dudo. Inglaterra siempre será reacia a aceptar la naturaleza humana (pág. 183).

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