24 enero 2020

Conclusiones del informe de la RAE sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución

Leemos en el periódico ABC las conclusiones del informe elaborado por la RAE sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución española:
Después de varios meses de trabajo, algún parón por «la falta de estabilidad del Gobierno» y cuatro largas sesiones plenarias, con sus correspondientes debates más o menos agitados y secretos, la Real Academia Española (RAE) hizo público ayer su informe sobre lenguaje inclusivo en la Constitución, redactado a petición de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y aprobado por unanimidad de los académicos el jueves pasado. Lo presentó en solitario el director de la docta casa, Santiago Muñoz Machado, que compareció ante la prensa en tono serio, muy técnico, haciendo honor a su condición de jurista.
La conclusión era conocida: la RAE no cree que el texto constitucional de 1978 deba reformarse, ya que «gramaticalmente es impecable», tal y como se encargó de subrayar Muñoz Machado. Antes de que comenzara a hablar ya escuchaba entre las filas de académicos un «pues ya está» que resumía muy bien una posición que llevan repitiendo de manera oficial y oficiosa desde 2009: el empleo del masculino genérico es totalmente correcto y pertinente, y su uso es «absolutamente general en español, tanto en la lengua oral como en la escrita», según se expresa en el informe.
Muñoz Machado comenzó explicando que «la Academia no inventa el español, sino que es testigo del empleo colectivo y mayoritario de la lengua». Nada nuevo aquí. Tampoco en que se ha tomado como referencia a «toda la comunidad de hispanohablantes», es decir, a más de 580 millones de personas. Sus costumbres se conocen a través del Corpus del Español del Siglo XXI (Corpes), que a día de hoy recoge más de 300 millones de formas que reflejan el uso del español a los dos lados del Atlántico. Con todo eso, los académicos concluyen que la Constitución «no plantea problemas jurídicos ni lingüísticos», y que «las razones que podrían concluir a modificar este aspecto de la redacción del texto constitucional [el genérico masculino] no son de naturaleza lingüística, sino de carácter estrictamente político».


Otras constituciones

Muñoz Machado recalcó que «la Constitución usa el masculino inclusivo con mucha frecuencia», pues «es la manera en la que ha entendido el lenguaje inclusivo». Este uso «está verificado en múltiples estudios y en la práctica general de los hispanohablantes». Así, cuando en la Constitución se habla de españoles, niños, padres, hijos, jueces, electores, consumidores, militares, residentes, embajadores o alcaldes ha de entenderse que se está haciendo referencia a los dos sexos.
Esto no solo ocurre en la Constitución española. También se utiliza la misma fórmula en las de Chile, Colombia y México, salvo muy contadas excepciones. Y lo mismo, con las distancias del idioma, en las de Francia, Italia y Portugal. De los textos constituyentes analizados por la RAE solo uno desdobla el género: el de Venezuela, que se reformó en 2009. Una muestra: «Solo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva (...)»
Se preguntó al director de la RAE en la rueda de prensa por la reacción de Carmen Calvo. «Cuando yo hablé con ella el viernes no conocía el informe», respondió, añadiendo que con lo que se había filtrado en la prensa «no me hizo ninguna observación». Nada más acabar el acto, la vicepresidenta decidió pronunciarse: «Avanzar en lenguaje inclusivo no está en las manos de nadie pararlo (sic)». Y apostilló: «Esta batalla entiendo que no hay quien la pare». También que esperaba que el informe no fuera «muy decepcionante para las mujeres», según recogía Ep. Y que espera que la RAE ayude a que el lenguaje oficial «se acompase con lo que es normal en la calle».
Dado que sus declaraciones llegaron después del acto no hubo réplica de la Academia. En el informe, en cambio, pueden encontrarse varias frases que valdrían como respuesta. Por ejemplo: «Es oportuno recordar que los cambios gramaticales o léxicos que han triunfado en la historia de nuestra lengua no han sido dirigidos desde instancias superiores, sino que han surgido espontáneamente entre los hablantes». O esta: «Las situaciones de igualdad o desigualdad entre hombres y mujeres en determinados países (europeos o no) son enteramente independientes de las opciones gramaticales que cada idioma elige en dichos territorios para codificar la interpretación inclusiva del género masculino». Y la más dura: «Resultaría escasamente democrático sostener que los hablantes nativos desconocen si esos sustantivos son o no inclusivos -o, lo que sería aún peor, negarles la capacidad de determinarlo-, y entender que han de ser los poderes públicos quienes lo decidan, en virtud de su compromiso con la igualdad de hombres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad».
El informe de la RAE recoge algunos casos en los que sí se podrían hacer mejoras del texto constitucional. Por ejemplo, en el artículo 30.2, que dice: «La ley fijará las obligaciones militares de los españoles». Como «probablemente no fue hecha con carácter inclusivo por el constituyente -comentó Muñoz Machado- ahora debe interpretarse en el sentido inclusivo».

Posibles cambios

Más cambios que pueden contemplarse. En los artículos 39.2, 39.3 y 39.4 la Constitución utiliza como inclusivo «los hijos» y «los niños». Sin embargo, en el 39.2 se hace referencia a «las madres» en contraposición «de los padres», a los que se nombra en el 39.3. ¿La receta? «Utilizar una fórmula más explícita al comienzo del artículo 39.3 que dijera, por ejemplo, “tanto los padres como las madres”». También se sugiere desdoblar Rey y Reina, pues la Reina no aparece en la Constitución como titular de la Corona. Y lo mismo pasa con Príncipe y Princesa... Modificaciones pertinentes, pero no «urgentes», matizó el director.
Y aunque no tiene que ver con el género y el desdoblamiento, la RAE defiende que, en el artículo 49, debería cambiarse el término «disminuido» por «discapacitado», que «está más asentado». Ese es el criterio: reflejar el uso de la lengua, que va por libre y no sigue decretos.

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