07 enero 2019

La tempestad, de Juan Manuel de Prada

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He vuelto a leer esta magnífica novela que obtuvo el Premio Planeta en 1997. En ella se pone de manifiesto la íntima relación existente entre la literatura y el arte. Resulta muy interesante la visión que el autor ofrece sobre el arte en general y sobre la ciudad de Venecia y su riqueza patrimonial en particular, además de las múltiples interpretaciones que puede sugerir un cuadro dependiendo de quien lo mire, como ocurre en el caso concreto de La tempestad de Giorgione. La historia gira en torno al viaje que un profesor universitario, Alejandro Ballesteros, realiza a Venecia para estudiar el cuadro de La tempestad de Giorgione sobre el que ha escrito su tesis doctoral. Sin quererlo se ve involucrado en un asesinato y en una investigación sobre falsificaciones de obras maestras, que ponen su vida en peligro. A lo largo de cuatro intensos días descubrirá una Venecia muy diferente de la que visitan los turistas: una ciudad decadente, semihundida, siempre a merced de la marea y de la humedad que todo lo destruye, tesorera de un patrimonio de incalculable valor que debe proteger de la voracidad de los traficantes y de los coleccionistas. Varios personajes desfilan por sus páginas: Dina, la propietaria de la pensión donde se aloja; Nicolussi, el policía encargado de la investigación de la muerte de Fabio Valentin; Gilberto Gabetti, director de la galería de la Academia; su hija Chiara, restauradora de obras de arte; y tantos otros que participan en la trama. Todos ellos están descritos con acierto y enriquecen el relato. La erudición del autor hace otro tanto, ya que sus conocimientos sobre la pintura aparecen por doquier, logrando atrapar el interés del lector sin resultar pedante. La ambientación es acertada y el ritmo, adecuado. A destacar, la ironía del autor sobre algunos asuntos, especialmente sobre su persona y su trabajo. Lo único que no me ha gustado han sido las excesivas repeticiones de algunas expresiones, como "los calzoncillos con zurrapas" que aparece en algunas ocasiones, o las alusiones a los pechos de Dina o al aspecto "de falsa delgada" de Chiara. Muy oportuna la explicación del arte partiendo del sentimiento y no de la inteligencia. Lectura muy recomendable.

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