30 agosto 2017

Un lugar llamado Nada, de Amy Tan

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Lo que en principio parece ser un entretenido relato para leer en vacaciones se convierte poco a poco en algo más, ya que a través de él la autora hace una crítica feroz de la situación política de Birmania, de la manipulación de las noticias que hacen a menudo los medios de comunicación, del deseo de ser famoso y aparecer en la televisión a cualquier precio, de la superstición, y de la estulticia de los turistas en busca de aventura. Para ello, la protagonista de la historia, Bibi Chen, narra desde el limbo en el que permanece tras su muerte las peripecias de sus once amigos norteamericanos que realizan el viaje que ella había organizado a China y Birmania. Las cosas no salen como ella había previsto y los turistas -todos, excepto uno- acaban desapareciendo en la jungla. El revuelo mediático que se ocasiona es importante y las consecuencias, desproporcionadas. Tras su aparición y regreso a su país de origen la vida cambia para ellos: la experiencia vivida hace que vean las cosas de otra manera. También Bibi encontrará por fin su destino y descubrirá las circunstancias en que se produjo su fallecimiento. Destacan la ironía, el humor, la recreación de ambientes y la sinrazón de los dirigentes políticos, además del egoísmo, la frivolidad y el comportamiento poco adecuado del ser humano cuando sale de su hábitat. Entre los hechos narrados sobresale la propia historia de Bibi que huye de su país, China, con su familia por razones políticas y se instala en Estados Unidos donde se convierte en una millonaria dedicada al arte. Particularmente antipática resulta su madrastra, que  la mortifica desde su más tierna infancia criticando una y otra vez a su madre, fallecida cuando la dio a luz.

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