25 julio 2017

Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta

Novela breve escrita en 1952 en la que se narra el paso de la infancia a la adolescencia del protagonista. Evocando un verano, un invierno y el verano siguiente a este, el niño-adolescente cuenta cómo sus juegos, pensamientos y diversiones han cambiado y tienen un nuevo centro de atención: su prima Helena. El mundo que hasta entonces era ancho y en el que cabían todos -su familia, Dios, el colegio, el fútbol- pasa a convertirse en un mundo privado para dos que tiene como fondo la naturaleza: el prado y el mar.

Bella historia narrada en primera persona en la que el primer amor cobra protagonismo y las dudas del personaje principal sobre diversos temas (la religión, las tentaciones, el sexo, el amor) quedan perfectamente reflejadas. Destacan las alusiones al mundo clásico y a Virgilio, y las citas de Garcilaso de la Vega y de Vicente Aleixandre. Hay algún dialectalismo asturiano -conviene recordar que la historia tiene como escenario Asturias, concretamente Gijón- y alguna nota costumbrista (los merenderos, los chigres, la sidra). Contrastan la alegría y la despreocupación propias de la niñez (juegos, risas, travesuras) con la gravedad y la necesidad de saber características de la adolescencia. Acertado uso del monólogo interior y de la polisíndeton, así como del lenguaje utilizado por un niño. Lectura recomendable.

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