03 febrero 2017

Un mundo feliz, de Aldous Huxley




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Asombrosa clarividencia la que demuestra Aldous Huxley al escribir esta novela en 1931. Muchos de los adelantos, actitudes y actos que incluye en ella están siendo una realidad en la sociedad actual: la falta de ideales, la subestimación de las artes en favor de la ciencia, la incapacidad para pensar, la negación del individualismo y de la diferencia, el consumismo, el sexo, el aborto, el confort, el lujo, la desaparición de la familia, etc., están hoy a la orden del día. Lo que debería ser un mundo feliz en la novela lo es a costa de todos estos elementos; lo triste del caso es que hoy que los tenemos a nuestro alcance no logramos ser felices.

El título de este libro viene de La tempestad de Skakespeare y este autor es muy apreciado por uno de los personajes, concretamente, El Salvaje, y prohibido y relegado al olvido por el sistema imperante en esa sociedad avanzada. El conflicto entre dos mundos tan diferentes se resuelve de manera violenta por El Salvaje, que acaba suicidándose no pudiendo soportar tanta inhumanidad. El argumento gira en torno a la civilización del año 632 después de Ford, en la que todo está previsto para que sus componentes sean felices. Uno de ellos, Marx, acompañado por Lenina, se dirige a visitar la reserva de salvajes durante unas vacaciones. Allí se encuentra con Linda, un antiguo miembro de esa sociedad que en un viaje realizado años atrás con un compañero se perdió y tuvo que quedarse en la reserva sola y embarazada, dando a  luz a su hijo y sufriendo las consecuencias de las diferencias entre ambas civilizaciones. Cuando Marx y Lenina los ven les invitan a regresar a Londres y ellos van. Linda no es capaz de superar la experiencia y su hijo John, tampoco.

Aquí van algunos de los "avances" de esta sociedad utópica:

Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto, a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas ni hijos ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma.

Lectura imprescindible.

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