06 julio 2016

Y de repente, un ángel, de Jaime Bayly

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Preciosa novela y muy bien construida; no parece una obra finalista del Premio Planeta debido a su calidad, ya que de este certamen han salido muy pocas novelas buenas puesto que la mayoría no pasan de ser comerciales. Las citas con las que comienza nos dan pistas de los temas que va a tratar, la relación entre padres e hijos y la rabia:

Los niños empiezan queriendo a sus padres. Pasado un tiempo los juzgan. Y rara vez, o casi nunca, los perdonan.
                    OSCAR WILDE, Una mujer sin importancia

Pesa más la rabia que el cemento.
                    SHAKIRA, Fijación oral

El protagonista del relato es Julián Beltrán, un escritor que necesita a alguien que limpie su casa, contrata a Mercedes y mantiene con ella una relación muy peculiar plagada de ternura. Son dos personas totalmente diferentes, tanto en edad -ella es mucho mayor que él-, en preparación -ella no sabe leer-, como en su manera de ver la vida -ella es muy resignada-; pero logran conectar a través del respeto y la admiración mutua. Cuando Julián se entera de que Mercedes fue vendida por su madre cuando era niña porque no podía mantenerla, se propone buscarla y lograr así que ambas se reencuentren. En ese momento desconoce la trascendencia que este hecho tendrá en la vida de Mercedes y en la suya propia, la de un hombre que se ha distanciado de sus padres por un problema que no vamos a desvelar aquí.
La novela reúne ingredientes que la hacen sumamente atractiva: humor, ironía, sensibilidad, emoción, autocrítica, denuncia, incomprensión, rencor, perdón, aceptación, amor, muerte. Los personajes sorprenden al lector ya sea por algunos rasgos que los definen, como por lo que son capaces de hacer a lo largo del relato: conformarse con su suerte (Mercedes), mostrar incapacidad para perdonar (Julián o su hermana), solicitar dinero a cambio de cualquier mínima información (el mayor Concha), amar sin exigir compromiso (Andrea) o tener conciencia de no haber sido un buen padre (el padre de Julián). Reconozco que he llegado a emocionarme en algunos momentos, especialmente en la parte relacionada con Julián y su padre. Mención destacada merecen también los episodios que acontecen en la librería donde trabaja Andrea y que ilustran la complejidad del carácter  y del ego de los escritores. Lectura altamente recomendable.

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