11 julio 2015

Lolita, de Vladimir Nabokov

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Novela impactante, dura y maravillosamente escrita. El autor consigue captar la atención del lector de principio a fin y, lo que resulta más inexplicable, que no emita juicios sobre la bondad / maldad de ninguno de los personajes que ha creado. Sabiendo que el causante de la desgracia de la coprotagonista es su padrastro y que éste la ha marcado para siempre, el lector tampoco siente excesiva simpatía por la joven nínfula, ya que se nos muestra caprichosa, interesada y superficial. Humbert intenta justificar lo injustificable: su atracción por las preadolescentes, la pasión que le provoca Lolita y que consuma durante un prolongado período de tiempo, el dolor que le ocasiona su traición y la locura que le lleva a cometer un asesinato. Hay degradación moral en ambos personajes, pero al final ella consigue escapar, alcanzar y mantener una situación personal normal -matrimonio, embarazo-, mientras que él se precipita irremisiblemente en el abismo. Sorprende al lector la confesión del protagonista cuando ve a su Lolita convertida en una mujer casada y embarazada: la ama a pesar de haber superado su etapa de nínfula y es incapaz de matarla como había previsto. Vuelca toda su crueldad en aquél que se la arrebató y que la ayudó a escapar de sus garras, el autor teatral Quilty. En el relato encontramos imágenes y situaciones duras, pero la prosa empleada de forma magistral por Nabokov hace que el lector no sienta rechazo ante su lectura, ya que logra mitigar el impacto con grandes dosis de ironía. Lectura absolutamente imprescindible, tanto por el estilo como por la complejidad psicológica de sus personajes.

Así comienza esta historia:

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita."

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