Maresía, de Lola Suárez

Poético, bello y utópico relato el que conforma esta novela juvenil escrita por Lola Suárez. Ya su título es una de las palabras más bonitas de nuestro léxico: maresía ("aire cargado de humedad marina en las zonas cercanas a la orilla del mar" o también "olor a mar que se percibe en tierra hasta cierta distancia de la orilla") e igual de bellas son las referencias que de ella nos ofrece su autora a lo largo de la obra:

Otra vez se paró, respiró profundamente el aire cargado de salitre que le traía mensajes de algas, de peces y noches en vela, pendiente de una liña, de una red (pág. 10).

El abuelo repasó las tres palabras como si fuera ciego y las leyera con las puntas de los dedos, saboreando con el alma el tacto fresco, como de cristal, que la maresía dejaba sobre todo lo que había en la playa (pág. 13).

-Cuando te cuento mis aventuras en el mar, es como si volviera allí: por eso tengo la cara mojada y con gusto a sal: es la maresía, que empapa todo lo que tiene a su alcance (pág. 16).

El argumento gira en torno a Juan, un pescador retirado que pasa sus horas de soledad en la playa junto a su barca, la María del Mar. Allí  pone al corriente a su esposa fallecida de todas las novedades del día, y allí conversa con sus amigos Marcial y don Gregorio. Un día, su nieto Ginés -con el que tenía una relación muy estrecha cuando era pequeño, pero que se ha ido distanciando de él desde que cruzó el umbral de la adolescencia- se entera de que el Ayuntamiento quiere urbanizar la playa y destruir el refugio que se ha construido su abuelo, donde guarda su barca. Para evitarle ese disgusto, Ginés y sus amigos se movilizarán a fin de intentar parar el proyecto. No estarán solos en esta aventura, les acompañarán Antonio Martín -el periodista-, Agustina -la líder de la oposición-, los ecologistas y los habitantes de la localidad que no quieren ver su playa convertida en un mar de hamacas y sombrillas, bares, terrazas y edificios de apartamentos. La utopía aparece al final del relato, cuyo desenlace se aleja bastante de la cruda realidad.

Destacan en la novela los valores del respeto a los mayores y a las tradiciones, la solidaridad, los sentimientos y la ecología; además del lenguaje que utiliza, con proliferación de palabras procedentes del léxico canario.

Lectura muy recomendable.