19 diciembre 2012

Caramelo, de Sandra Cisneros



Magnífica obra esta que acabo de leer: completa, sensible, amena, de ritmo ágil... No sé qué más calificativos añadir a esta novela, bella muestra de la literatura chicana actual. Trata de la peripecia vital de tres generaciones de una familia, varios de cuyos miembros emigran de su México natal a Estados Unidos. La autora mezcla hechos y acontecimientos reales sucedidos a miembros de su familia con rumores, suposiciones, etc., que ella denomina cuentos. Hay escenas y diálogos verdaderamente emocionantes. A destacar el uso que hace de la lengua reproduciendo la curiosa mezcla que efectúan del español y del inglés los miembros de la comunidad latina -en este caso mejicana- en Estados Unidos. Lectura absolutamente recomendable.

Cuando era chica, había cosas en las que no podía pensar sin que me doliera la cabeza. Uno: lo infinito de los números. Dos: lo infinito del cielo. Tres: lo infinito de Dios. Cuatro: lo finito de mamá y papá.
He superado del número uno al tres, pero el número cuatro, pues, no importa si tuvieras dos vidas para hacerte a la idea, no creo que nadie esté preparado para la muerte de su mamá o su papá, ¿no crees? Podrían tener ciento cincuenta años, y todavía gritarías: "¡Eh, un momento!", cuando les llegara la hora. Eso es lo que creo.  (pág.489)

Papá tiene los ojos cerrados. Ni siquiera sabe que estoy aquí. Un monitor que muestra algo en su interior forma cordilleras de "uves" en una pantalla. Esa aguja nerviosa brinca de arriba  abajo y da un pitido de vez en cuando, y el corazón de mi papá no anda muy bien, y cómo me gustaría intercambiar corazones, darle el mío porque es tan atroz ver a papá así, enchufado a tubos y bolsas de plástico y máquinas, su cuerpo hecho jirones y cansado y arruinado, acabado, creo. (pág.492).

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