El pasado martes, día 1, asistí con mis alumnos de 1º de Bachillerato A del IES La Isleta y con Rafa, su tutor, al primer ensayo de El crimen de la calle Fuencarral en el Teatro Pérez Galdós. Se trata de la segunda parte del Proyecto Laboratorio Galdós, Ensayo y Error, que se está llevando a cabo con motivo del Bienio Galdós. El año pasado por estas fechas asistimos a la primera, Ana. También a nosotros nos llevará el olvido, de Irma Correa [Ver reseña en este blog], y la tercera y última está prevista para el año que viene. En esta ocasión se llevó a escena un texto del dramaturgo colombiano Fabio Rubiano, basado en las crónicas que del juicio a la principal sospechosa del asesinato de Luciana Borcino enviaba Benito Pérez Galdós al diario argentino La Nación. Este crimen acaparó la atención de la prensa y de sus lectores durante cerca de un año y como consecuencia del mismo fue ejecutada la criada de Luciana, que apareció desmayada junto a la perra de aquella, hallándose ambas bajo los efectos de un narcótico. Si en un principio, las miradas acusatorias se centraron en el hijo de la víctima, José Vázquez Varela -preso entonces, pero fuera de la cárcel bajo la aprobación del director de la misma Millán Astray, padre del fundador de la Legión-, poco a poco se desviaron hacia Higinia Balaguer, la asistenta de hogar.
La función goza de calidad, especialmente por lo que respecta a los actores, solo cuatro, que desempeñan varios papeles sin realizar ningún cambio de vestuario, recurriendo tan solo a sus dotes interpretativas: Marta Viera, Ruth Sánchez, Efraín Martín y Abraham Santacruz. La puesta en escena se caracteriza por una absoluta sencillez, desnudándola su director de todo elemento que distraiga la atención del espectador sobre lo verdaderamente importante: la denuncia de la presión que sufre la acusada para que cambie su versión de lo sucedido en función de los intereses de quien la realiza, ya sea la prensa, el juez o el director de la cárcel. El espectador asiste impotente a este sucesivo cambio de versiones -nueve en total- sin llegar a tener la certeza de qué es lo que ha ocurrido en realidad para que Luciana haya sido asesinada de manera tan cruel. Los momentos trágicos son atenuados con ironía, agilidad e incluso con una interpretación musical, pero el final es impactante: Higinia muere ajusticiada a garrote vil y su cadáver es expuesto durante horas para que sirva de ejemplo, convirtiéndose en la última persona ajusticiada de manera pública en la historia de España, según afirma la productora. Los cambios de luz, la proyección de imágenes, la técnica de cámara lenta empleada en algunos momentos, la música, el continuo movimiento de los actores...todo contribuye a crear la atmósfera adecuada para atrapar la atención del espectador de principio a fin.
El ensayo del martes fue el primero que se hizo en el escenario del Teatro Pérez Galdós y eso se notó en algún momento, afectando al sonido e impidiendo que se escuchara a los actores en alguna ocasión, faltando alguna pieza del decorado, o fallando la iluminación de los actores en momentos puntuales. Pero nada de eso fue óbice para que el público disfrutara. Hablando del público, hay que decir que este estaba formado por alumnos de 1º de Bachillerato del IES La Minilla, el IES Villa de Firgas, el Colegio Alemán, la Escuela de Arte y nuestro centro, y que todos ellos tuvieron un comportamiento más que correcto, tanto durante la representación como en el coloquio posterior con el director, Mario Vega.
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