Novela muy intensa cuyo tema central es el de las segundas oportunidades que ofrece la vida al ser humano cuando este se encuentra desesperado y no ve ninguna luz en el horizonte. Este es el caso de su protagonista, Pablo, quien, al sentirse sobrepasado por las circunstancias, decide desaparecer una temporada e instalarse en un lugar miserable llamado Pozonegro -nombre ya de por sí revelador de las intenciones de la autora-, lejos de todos y de todo. Allí intentará reconducir su vida, aunque la situación se complica porque vuelven los fantasmas del pasado a interferir en el presente. En este presente adquiere protagonismo su vecina Raluca, una joven rumana que confía en su buena suerte a pesar de que nunca lo ha tenido fácil, y que ayuda a Pablo a reubicarse en el pueblo y, lo que es más importante, en la vida. El final del relato es un poco precipitado y demasiado feliz. Pero no todo va a ser felicidad: hay un cabo suelto que, cual Espada de Damocles, en cualquier momento podría volver a desencadenar la tragedia.
La historia se cuenta desde distintos puntos de vista: el de Pablo y el de Raluca en una especie de monólogo interior, y el de un narrador externo en tercera persona; y por ella desfilan varios personajes: el codicioso Benito, la despechada Regina, el desconfiado Felipe, la inspectora Jiménez, una extraña joven gótica, dos jóvenes neonazis, el Moka, y la cachorra Perra. A ellos habría que añadir uno que no aparece, pero que siempre está presente y es fundamental en el desarrollo de la trama: Marcos. A destacar el dominio del lenguaje que muestra Rosa Montero y el tratamiento que da a otros temas secundarios: la paternidad responsable, el maltrato infantil, el mundo de la droga, la incapacidad de amar o la aporofobia. Lectura muy recomendable.
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