Conmovedor relato que se ha convertido en un clásico. Con un lenguaje y una estructura aparentemente sencillos, el narrador elabora una loa a la infancia y una crítica al mundo de los adultos. El lector se emociona con las reflexiones del Principito, que consiguen remover su conciencia y que se pare a pensar en el valor de la inocencia y en el peligro que supone la prisa de los adultos o "personas grandes", porque les impide fijarse en lo fundamental: la amistad, la delicadeza de una rosa, la luz de las estrellas... El argumento gira en torno al narrador, un piloto al que se le avería su avión en medio del desierto, que se encuentra con el Principito, un muchacho que se ha caído de su planeta -el Asteroide B612- y que le atosiga a preguntas. Poco a poco, el aviador empieza a entender a su amigo, que le cuenta cosas de su propio planeta y de otros que ha visitado. La relación que se establece entre ellos es muy entrañable, pero toda historia tiene un final y el de esta no es muy feliz, aunque sí esperanzador. Además de los dos protagonistas aparecen otros personajes: un zorro, una serpiente, una rosa, un rey, un hombre de negocios, un bebedor, un farolero, un guardavías, un vanidoso, un geógrafo. Lectura imprescindible.
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