Este best-seller que ha llegado a mis manos es sumamente entretenido, pero se complica innecesariamente al final: una vez resuelto el misterio de la desaparición de Harriet Vanger, el autor se extiende demasiado en la investigación de los turbios negocios del empresario Hans-Erik Wennerström y en describir las peculiares relaciones sentimentales del periodista Mikael Blomkvist con su socia Erika Berger y con la investigadora Lisbeth Salander.
Me parece totalmente desproporcionado el éxito de esta novela, que junto con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire conforman la trilogía Millenium.
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