Hay que reconocer el mérito de Almudena Grandes a la hora de escribir esta novela: la labor de documentación que ha realizado es magnífica. Ha contribuido con este relato a dar a conocer un capítulo de la historia de España desconocido para la inmensa mayoría de los españoles: la invasión del Valle de Arán llevada a cabo en 1944 por un grupo muy numeroso de exiliados que quedaron abandonados a su suerte y tuvieron que abandonar y volverse a Francia. Además, para los seguidores de Galdós este homenaje a su figura -escribir una suerte de Episodios Nacionales sobre una época oscura de la historia española, la posguerra y la dictadura- es, cuando menos, emocionante. Siempre ha confesado esta escritora su pasión por la obra de Benito Pérez Galdós y con esta obra cumple uno de sus sueños: utilizando la técnica galdosiana de mezclar hechos reales con otros ficticios pero verosímiles, consigue rendir su peculiar tributo al maestro. Sólo he encontrado algunos fallos en los episodios pertenecientes al mundo de la ficción, especialmente en lo que concierne a Inés, Galán y sus compañeros de fatigas: resultan poco creíbles, exagerados y tópicos. Aun así consiguen atrapar la atención del lector de principio a fin.
Un detalle que me ha emocionado especialmente es el de las rosquillas, ya que en una de sus obras de teatro -La de San Quintín- Galdós las utiliza como símbolo de la mezcla de las distintas clases que conforman la sociedad española, si bien es cierto que la autora de Inés y la alegría hace uso de ellas en demasiadas ocasiones, resultando un tanto reiterativa.
En resumen, obra interesante y entretenida.
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