04 mayo 2020

Todas las familias felices, Mercedes de Vega



Esta novela llegó a mis manos por casualidad y he de confesar que captó mi interés de principio a fin. El título es ya de por sí atractivo para aquellos amantes de la literatura, puesto que recoge la famosa cita de Ana Karenina, de Tolstói: "Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia desdichada lo es a su manera". Y, en efecto, la familia protagonista de este relato, los Anglada, es muy desgraciada. La novela se estructura en torno a la alternancia de dos historias íntimamente relacionadas: la de Tomás Anglada, que con 30 años acude al encuentro con su pasado, y se desarrolla en 1970; y la de su hija Teresa que, en 2003 ve cómo desaparece su hija Jimena en el Museo de Arte Reina Sofía, curiosamente el mismo día en que había desaparecido su padre, el 21 de diciembre. En ambos relatos hacen su aparición elementos fantásticos que juegan un papel fundamental en el desarrollo la trama, pero que no perjudican el aparente realismo y verosimilitud de los hechos narrados. El lector irá descubriendo poco a poco datos que irá relacionando para llegar a aclarar los misterios que envuelven la desaparición de Tomás y la reacción de la pequeña Jimena tras su reencuentro con su familia. La compleja personalidad de Teresa y la de su madre Rosa, traumatizada tras la marcha de su marido, se explican por la desazón e incertidumbre que les ha acompañado desde que Tomás salió de su domicilio para no regresar jamás, algo de lo que no logran recuperarse. Otros miembros de la familia recorren las 424 páginas de la novela y todos ellos tienen algo en común: la desdicha. Épocas pasadas -la guerra del 36, la posguerra-, lugares emblemáticos de Madrid y sus alrededores, el mundo de la televisión, la ambición, la codicia, el adulterio, la venganza, la lealtad, el crimen, el sexo, el amor, etc. forman parte de este relato apasionante.

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