Nuestra felicitación navideña contiene -cómo no- un fragmento de una obra literaria. En esta ocasión se trata de Nochebuena, de Nikolái Gógol.
Era la víspera de Navidad; atardecía, y al fin llegó la noche: una noche de esas de invierno, clara, espléndida. Comenzaron a salir las estrellas, y la luna se mostró majestuosa, como si quisiese iluminar aún más que de ordinario a la Tierra, dando así más brillantez a las coliadky que glorificaban a Jesucristo. Helaba más intensamente que durante el día y reinaba tal silencio que el crujido de la nieve bajo las pisadas podía oírse a distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.