Leo con disgusto en la columna de Juan Gaitán en el periódico La Provincia de ayer domingo lo siguiente:
El Gobierno de España acaba de darle un golpe definitivo a la Literatura, que deja de ser una asignatura optativa en segundo de Bachillerato y, por tanto, también en Selectividad.
¿Será posible? Primero fue la Filosofía y ahora la Literatura. Como él mismo dice: Los que piensan y los que sueñan, por fin, unidos en la nada más absoluta. Estoy completamente de acuerdo con los argumentos esgrimidos en este artículo en contra de esta decisión y me atrevo a añadir que no lo harán con la Historia porque la pueden manipular a su antojo, como de hecho está ocurriendo en algunas partes del territorio nacional; si no, correría la misma suerte. ¿Por qué esta persecución contra las Humanidades? ¿Porque hacen despertar la sensibilidad y las conciencias o porque no son productivas tal y como ellos entienden este concepto? ¿Hacia dónde quieren dirigirnos? ¿A la sociedad de Un mundo feliz, que no lo era tanto? ¿Tampoco nos dejarán leer a Shakespeare? No me extraña que nuestros jóvenes sean cada vez menos sensibles y más incultos. Pero el problema es que esta situación se agravará a medida que pasen los años si no rectificamos a tiempo y me temo que esto último no ocurrirá: la separación entre ciencias y letras terminará por no existir, ya que estas últimas están siendo eliminadas sistemáticamente sin que nadie haga nada por evitarlo. Para llorar.
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