He concluido la lectura de esta magnífica novela centrada en la figura de Cayo Julio César, especialmente en el último período de su vida. Es una novela epistolar y recoge los testimonios de diferentes personajes relacionados con él. Aparecen por sus páginas: Catulo, Clodia, Cleopatra, Pompeya, Marco Antonio Bruto, Cicerón, Lucio Mamilio Turrino, Calpurnia, Cytheris, Julia Marcia..., además de las cartas enviadas por el propio César. A través de esos documentos podemos reconstruir una época que marcó historia con sus luces y sus sombras: la marginación a la que someten las altas esferas a Clodia y a su hermano, el apasionado amor no correspondido que siente Catulo por Clodia, las excentricidades de Cleopatra durante su visita a Roma, la crueldad de las batallas mantenidas por el Imperio, de las que son una muestra las terribles heridas y secuelas que quedan a Lucio Mamilio Turrino de por vida, las fiestas, los espectáculos, las intrigas, etc. Y también asistimos a las reflexiones de César sobre diversos temas, como la poesía, la filosofía, la política, el amor, las mujeres... Con sus dudas y sus certezas, sus aciertos y sus errores, no cabe duda de que era una persona muy inteligente que tuvo que sortear muchos obstáculos durante su vida; todos los sorteó, excepto el último: la traición. Lectura muy recomendable.
Destacaría dos reflexiones que aparecen en el libro y que me han llamado especialmente la atención:
Los soles se ocultan y pueden aparecer de nuevo, pero cuando nuestra efímera luz se esconde la noche es para siempre, y el sueño, eterno. (Catulo)
El logro supremo de la vida reside en el ejercicio de la libre elección. (Cayo Julio César)
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