Ayer se celebró el 70.º aniversario de la publicación de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, obra universal con la que el autor pretendía remover las conciencias. El principito encierra un firme mensaje humanista y se ha convertido en una apología sobre la importancia de cuestionar, el rechazo a la injusticia, la aceptación del otro por ser quien es y no por aquello que representa, o la búsqueda continua del contacto con la naturaleza. Este aniversario permite recordar también el encargo que el autor hizo a sus lectores: evocar la felicidad de los niños con el descubrimiento del mundo: Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya, dudaba el pequeño habitante del asteroide B 612.
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