Como sabrán los seguidores de este blog, una de mis autoras preferidas es Almudena Grandes. En estos momentos está promocionando su última novela, Inés y la alegría, que todavía no he leído, pero que está recibiendo muy buenas críticas. A continuación reproduzco la aparecida en El País, firmada por J. Ernesto Ayala.
Inés y la alegría (subtitulada 'El ejército de la Unión Nacional Española y la invasión del Valle de Arán, Pirineo de Lérida, 19-27 de octubre de 1944') es la primera entrega de un extenso proyecto novelístico. Un proyecto galdosiano. Con su misma ambición. Con su equivalente mirada, mezcla de invención, confianza en el ser humano y desilusión histórica. El asunto central de la novela (que se lee de un tirón) es la frustrada invasión de España, en 1944, por parte de un sector del diezmado Ejército republicano exiliado en Francia. El Valle de Arán es el paisaje donde queda empantanada una ilusión crucial: restaurar la República y desalojar a Franco y a Falange del poder. Almudena Grandes estructura su épico relato en tres segmentos: el primero atañe a Inés, que nos cuenta en primera persona su odisea personal hasta llegar al corazón mismo de la invasión, incluido su romance con uno de sus comandantes, Galán. El segundo corresponde a la voz de Galán, que nos cuenta su romance con Inés, además de informarnos de la campaña guerrera. Y luego hay el tercer segmento, probablemente el más arriesgado y a la vez logradísimo relato de una voz omnisciente que la autora, en un programático epílogo, nos señala que es su propia voz. Si las voces de Inés y Galán nos indican, entre el fragor de la lucha emancipadora y el ajetreo cotidiano de la supervivencia (este es uno de los grandes aciertos de la novela: la incrustación, en plena épica de la lucha a campo abierto como en la clandestinidad, de las escenas domésticas: esa ajetreada cocina que domina con artística eficacia Inés), el estado luminoso de su amor, la voz de la autora nos conduce por la historia no escrita, soslayada con sospechosa puntualidad, de otros romances, oficiales y extraoficiales, que atañen a nombres propios del aparato del Partido Comunista Español en el exilio: nombres como La Pasionaria, Jesús Monzón, Carmen de Pedro, Santiago Carrillo. La misma voz no ahorra las conjeturas que debieron llenar la historia: deslealtades, traiciones pequeñas, despechos amorosos, juicios vengativos, envidias, entereza y valor nunca reconocidos. Inés y la alegría cuenta con fragmentos antológicos. El acoso del comandante falangista a Inés, por ejemplo, debería figurar en los manuales de narrativa práctica, suponiendo que estos manuales existieran. Ese fragmento da una idea bastante exacta del instinto narrativo de Grandes, de su oficio. Y si me apuran, de su inspiración, que en el arte también cuenta.
Los amores de Pasionaria con Francisco Antón, de Jesús Monzón con Carmen de Pedro primero y luego con Aurora Gómez Urrutia y de Inés con Galán, conforman, para decirlo con las mismas palabras de la autora, una historia de cuerpos mortales cuando se cruzan con la Historia inmortal. La historia de España: un fragmento trágico de ella interponiéndose entre gente noble (y equivocada, a veces, también). De ello nos habla este deslumbrante relato de héroes y amantes comprometidos supremamente con el amor y la libertad.
Los amores de Pasionaria con Francisco Antón, de Jesús Monzón con Carmen de Pedro primero y luego con Aurora Gómez Urrutia y de Inés con Galán, conforman, para decirlo con las mismas palabras de la autora, una historia de cuerpos mortales cuando se cruzan con la Historia inmortal. La historia de España: un fragmento trágico de ella interponiéndose entre gente noble (y equivocada, a veces, también). De ello nos habla este deslumbrante relato de héroes y amantes comprometidos supremamente con el amor y la libertad.
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