Tenía razón Leonardo Padura cuando, en su reciente visita a Gran Canaria para participar en la Universidad de Verano de Maspalomas, afirmó que el género de la novela policial no hay que "limitarlo a la búsqueda o a la solución de un misterio, sino que es un género tan abierto y tan generoso que permite hacer cualquier tipo de literatura. Y Alexis lo ha demostrado con su obra". Es cierto, esta novela en concreto refleja la madurez de un escritor de novela negra -policiaca o policial- que utiliza su relato para hacer la crónica de la especulación y la corrupción política que podemos encontrar en cualquier emporio turístico nacional o internacional, del que nuestra isla podría ser un ejemplo. De hecho, el origen y desarrollo de San Expósito tiene una gran semejanza con el de algunos núcleos turísticos del sur de Gran Canaria.
Para no desvelar la trama de la novela, lo cual sería imperdonable, baste decir que en ella se relata en primera persona la agonía del protagonista, cuya cabeza ha sido introducida en una bolsa de basura por unos asaltantes que han entrado en su domicilio. Durante ese período de tiempo, Gabriel, un político ambicioso, arribista y corrupto, repasa cómo ha sido su vida, cómo ha llegado a ser lo que es y cómo ha tratado a los que han estado junto a él: familiares, amigos, compañeros, colaboradores y enemigos. Una crónica amarga y realista de adónde lleva la ambición desmedida y los daños colaterales que ocasiona, con un final sorprendente y maravilloso que contiene unas reflexiones que logran emocionar al lector.
En cuanto al estilo, nos ha recordado a 'La muerte de Artemio Cruz' de Carlos Fuentes, que figura como uno de los epígrafes de la obra; y nos ha gustado especialmente el vocabulario utilizado, que refleja el habla coloquial de Canarias, empleado de tal modo que parece que el personaje está hablando, con lo que logra atrapar la atención del lector de principio a fin sin que la ausencia de diálogo reste fluidez a la narración. Lectura muy recomendable.