He terminado de leer esta magnífica novela que obtuvo el Premio Pulitzer en 1990 y de la que se hizo una adaptación cinematográfica protagonizada por Antonio Banderas y Arman Assantè. Se trata de un relato fuerte, intenso, cargado de emociones, en el que la música -especialmente el bolero titulado Bella María de mi alma- juega un papel fundamental, así como la nostalgia, el dolor, la muerte, la familia y la emigración. A continuación reproduzco dos fragmentos especialmente hermosos:
Como si toda la música, todas las mujeres y todo el alcohol del mundo pudieran cambiar su lamentable estado de ánimo: el dolor por la muerte de Néstor seguía atenazando su corazón.
Era una tristeza aún tan persistente cinco, diez, quince años después que casi estuvo tentado de entrar en una iglesia a rezar, en momentos en los que deseaba que alguna mano bajase del cielo y acariciara su rostro como hacía su madre en el pasado, aliviándole y perdonándole.
[...]
Años más tarde, cuando ya era un hombre, se estremeció al recordar que en aquel entonces pensó que el mundo entero estaba dentro de las entrañas de su madre.
-Madre mía, la única madre que tendré jamás.